MUTISMO SELECTIVO Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Cuando
se sospecha la presencia de habla específico y trastornos del lenguaje, la
principal tarea ante el diagnóstico diferencial es descartar la posibilidad de
otros síndromes que tengan estos síntomas asociados como la sordera, la pérdida
significativa del oído, del retraso mental, autismo, trastornos psiquiátricos y
los trastornos orgánicamente basados en la comunicación -fisuras palatinas,
apraxia cerebral o afasia adquirida en la infancia-. Los déficits sutiles del
oído pueden afectar al lenguaje y por tanto será importante asegurarse que
estos déficits no son un factor importante del trastorno. Debido a que la
patología crónica del oído, está con frecuencia asociada a los problemas del
habla y del lenguaje, investigaciones recientes sugieren que la otitis media
por sí sola no aumenta significativamente el riesgo del trastorno del lenguaje
en relación a los niños normales. La otitis crónica de un niño que presenta un
trastorno de la comunicación, no justifica que esta sea la única razón, por
tanto el tratamiento de esta patología no necesariamente resuelve el problema
con el lenguaje.
Terapias administradas individualmente o en grupos reducidos con un profesional del habla-lenguaje Debido a los problemas asociados estaría indicado:
Autorización
educacional
Entrenamiento
en habilidades sociales
Intervenciones
psiquiátricas Métodos de intervención básicamente comportamentales (procedimientos
operantes, o procedimientos centrados en el niño).
Su
eficacia ha sido demostrada en estudios pequeños, pero se requiere mayor
investigación relacionado con la eficacia de tendencias particulares y de
variables que puedan ser relevantes para adecuar el método a cada niño.
El
mutismo selectivo se ve más como un trastorno de ansiedad que como un trastorno
relacionado con el desarrollo. Esto hace que los métodos de tratamiento
difieran. Algunos autores sugieren terapias psicodinámicas, pero las más
exitosas son las relacionadas con terapias de conducta: refuerzo positivo de
verbalizaciones y el no refuerzo de respuestas no verbales, recompensas de las
aproximaciones graduales, y procedimientos de coste de respuesta.
Estos instrumentos deben basarse en test de inteligencia no verbal, que permitan dirigir la habilidad intelectual, sin que se penalice por el déficit del lenguaje y con el fin de obtener una estimación imparcial de la inteligencia.
La integridad funcional de las estructuras laríngeo-faringes y el aparato respiratorio también deberán ser evaluados. Si hay limitaciones físicas para la producción del habla se puede aconsejar alternativas de comunicación (Ej.: dibujo).
Es necesaria también una evaluación psiquiátrica comportamental, e importante descartar trastornos del desarrollo como por ejemplo el autismo u otros.
La tabla siguiente muestra los instrumentos de evaluación no verbal de la inteligencia para determinar el nivel de cognición de los niños con trastornos de la comunicación.